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Mandala de arena: lo que me enseñó la escoba durante la cuarentena

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Hay algo profundamente espiritual en el trabajo doméstico   Desde que inició la cuarentena por el Covid-19, me he visto invitada (¿obligada?) a desarrollar labores domésticas, las cuales sólo hacía muy de vez en cuando.  Siempre he tenido el privilegio de contar con personas que desarrollan esta labor en mi casa, mismas que en este momento están también cuidándose en sus casas.. Y heme aquí, con una casa llena de pelos de perro, platos sucios que se multiplican como hongos en época de lluvia y baños que se ven pintados con diversas sustancias, y yo, con mi poca gana de lidiar con estos.  No me quedó otra, me armé con escoba, trapeador, jerga... y a limpiar. Al principio lidié con una gran frustración, pues acababa de limpiar la cocina y alguien entraba, se preparaba un pan con mermelada y volvía a ensuciar justo lo que yo acababa de dejar reluciente.  Apenas trapeaba, llegaba mi perro a acostarse y a sacudirse dejando más pelos de los que había originalmente.  Descubrí

El hábito no hace al monje, pero sí se parece a sus calzones.

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Si pones una búsqueda en google con la palabra "hábito" encontrarás miles de resultados que nos dicen cómo afianzar y crear hábitos y sobre las virtudes de estos en la alimentación, el ejercicio, los pensamientos positivos y más, pues... ¡naahhhh! no estoy tan segura que los hábitos sean tan virtuosos.  ¿Qué es un hábito? Según el diccionario de la lengua española un hábito es un " modo especial de proceder o conducirse adquirido por repetición de actos iguales o semejantes , u originado por tendencias instintivas" . Dicho de otra manera, es un acto repetido que acaba volviéndose automático, lo cual tiene muchos resultados deseables. ü   Se instaura en el comportamiento de la persona de manera automática, forman parte de la rutina. ü   No requiere del esfuerzo de elegir o evaluar su conveniencia, lo cual libera gran cantidad de energía para otras tareas que sí requieren de un esfuerzo de concentración y evaluación. Un ejemplo de esto puede ser lav

¡Sáquenme de aquí! Cómo sobrevivir las SDLF

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  La vida es así, no hay como hacerle.  En algún momento vamos a estar en una situación displacentera.  Este tipo de situaciones varían en duración e intensidad, van desde la fila del banco, los trámites engorrosos, el tráfico, hasta la enfermedad, el duelo y la crisis.    Para empezar, describiré estas situaciones a las que llamaré Situaciones de la Fregada (SDLF). Þ   Van desde la incomodidad, la molestia hasta el dolor profundo.  Desde la flojera hasta el miedo atroz a pasar por ellas. Þ     Son inevitables o son necesarias para conseguir un bien mayor . Þ     Si hay algún tipo de escape o supresión, el costo es mayor. Þ     Queremos evitarlas o pasarlas lo más rápido posible. Þ     Nos referimos a ellas como pérdidas de tiempo, vacíos, hoyos o baches.  Huir de lo doloroso o incómodo es un instinto que nos permite sobrevivir, por eso intentamos salir corriendo de las SDLF y pensamos que el estar ahí  no es parte de la vida; que el estar triste, confundido, frustra

¡Apúrale!

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¿Tienes prisa?   Yo sí.   La mayoría del tiempo.   Si leo un texto como este, extraigo un par de palabras y luego me voy a los puntos principales ¿Para qué detenerme leyendo todo el rollo? Si te pasa como a mi, seguramente ya dejaste de leer en este párrafo, si pudiste llegar hasta aquí... ¡Felicidades! Eres de los pocos especímenes humanos modernos que leen completos los artículos en línea.   Nota qué fue lo que hiciste para seguir leyendo             ¿Respirar?                                    ¿Bajar el rimo?                                                            ¿Cómo se siente? La prisa nos permite ir a gran velocidad, abarcar más y tener mayor información; con el inconveniente de que todo pasa tan rápido que apenas nos damos cuenta de lo que sucede. Estamos pensando en el siguiente paso y para eso contraemos el cuerpo, la respiración se hace rápida y superficial;   los ojos se fijan en el plano sagital y dejamos de ver lo que está alrededor nuest

SIGUES AQUÍ (Recordando a mi papá)

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Hace un año te fuiste.  No sé exactamente a dónde. Quizá al "cielo" el cual me imagino como un lugar apacible en donde todos visten de toga blanca, corona de laurel y caminan o vuelan con alas de ángel entre nubes y rayos de luz blanca... Parece un buen lugar, pero no estoy tan segura que exista tal como yo me lo imagino pues esta imagen no ha variado desde que tengo 6 años. A lo mejor oíste las indicaciones que te daba cuando dejaste este cuerpo y te leí el Libro Tibetano de los Muertos.   Te advertí de las deidades que podías encontrarte en los Bardos y  te repetí una y otra vez que no tuvieras miedo y vieras directamente a la luz.  Espero que hayas podido oír mis instrucciones y hayas atravesado sin contratiempos. Que no te hayas sacado de onda con las deidades pacíficas ni con las super freaky que comían cráneos y escupían sangre.  Ojalá y hayas llegado con bien al portal del útero y renacer, o mucho mejor, hayas llegado al Nirvana para fundirte con la inteligencia

Me siento ... ¿gorda?

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¡Me siento gorda! Así decía muchos días, no tenía que ver con mi estado corporal, tampoco con lo que había comido.   Se manifestaba como una sensación difusa de cansancio, combinada con baja energía y necesidad de dormir más y comer.   En los días que me sentía así , el tren de pensamiento era el siguiente:    “Me siento gorda” = “Nadie me debe ver” = “Estoy fea y soy inútil”  Imagen:  Fat por Alex Ereni, Flickr Todos estos  pensamientos matizados por “Deberías no sentirte así”, “Si fueras delgada esto no te sucedería”, y coronados por la culpa de sentirme una persona no deseable y poco productiva.  Todo esto se aliviaba por momentos dándome un gran atracón y luego resolviendo que al día siguiente me iba a poner a dieta y todo se iba a resolver.  En ese periodo esa era mi solución universal.  Me llevó muchas horas terapia y trabajo emocional encontrar que lo que había en el fondo de ese “Me siento gorda”.    Esa sensación difusa enmascaraba  muchas otras neces

Como se lleva un lunar o reclamar nuestro derecho a la infelicidad

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Como se lleva un lunar, muchos podemos una mancha llevar. En este mundo tan profano, quien muere limpio, no ha sido humano.                                               -  Alvaro Carrillo. Imagen:  dirty por wing_mandy ¿Qué perseguimos todos los días? ¿Cuál es el propósito de todo lo que hacemos?   Para muchos esta respuesta es obvia y simple:  "ser feliz", lo que suena muy bien, pero… ¿en qué consiste esta felicidad? Se habla de alcanzar la felicidad,  así la felicidad es un algo fuera de nosotros al que se aspira llegar y según nos dicen, se llega ahí de distintas maneras: encontrando la pareja ideal; el éxito profesional y económico;  formando una familia o bien, teniendo la apariencia o el cuerpo perfecto (lo que sea que esto signifique).  Muchos vivimos pensando que si logramos alguna de estas cosas, todo cambiará y "seremos felices para siempre".              Esta idea de la felicidad como algo condicionado e inmacu